jueves, 23 de diciembre de 2010

Cuentacuentos G1: "El gato con botas"

Una de las actividades de clase de Habilidades Comunicativas y TICs consistía en realizar un pequeño teatro en el que contáramos de forma divertida y agradable un cuento infantil, de manera que consiguieramos captar la atención del público.
El "Grupo Malla", compuesto por Lorena Jimenez, Leire Labiano, María Lacha, Andrea Lahoz y Andrea Lanz decidimos representar el cuento de "El gato con botas", ya que era uno que nos gustaba a todas y cuyos personajes podíamos adaptar.

Aquí os dejo el vídeo de la representación:




Y aquí, el cuento escrito y retocado en alguna frase por nosotras:

Érase una vez un molinero que al morir dejo a sus hijos en herencia al mayor un molino, al mediano un burro y al pequeño le dejo un gato. Todos quedaron contentos porque lo que el padre les había dejado les servia para ganarse la vida pero el pequeño en cambio pensó:

Hijo pequeño: Mis hermanos pueden hacer una bonita vida juntando sus bienes, pero ¿Que hago yo con este maldito gato? puedo por mi parte, después de haber hecho unas sandalias con su piel y comérmelo en un rico calderete, mmm calderete…, entonces no me quedará más que morir de hambre.”

El gato al oír esto se alarmo y dijo:

Gato: (aparte) ¡Miau! Como no haga algo rápido este me cocina…
Gato: Mi señor no se precipite, tú tú tú tú tú tú dame una bolsa y unas botas y te hago rico no, ¡riquísimo!
Hijo pequeño: Miedo me da lo que puedas hacer tú…

El hijo menor quedó alucinado, pero no dudo en darle al gato lo que pedía, al fin y al cabo le hablaba un gato...
Cuando tuvo lo que necesitaba, el gato se fue al campo más cercano, abrió la bolsa y dentro metió hierba para un cazar para ver si cazaba algo. Un atolondrado e ingenuo conejo saltó a la bolsa, y el astuto gato, jaló inmediatamente los cordones cerrando la bolsa y capturando al conejo.
(El gato va haciendo lo que dice el narrador y se esconde, el conejo se acerca a la bolsa y el gato se lanza a cogerla y apalea al conejo).
Orgulloso de su presa, fue al palacio del rey, y pidió hablar con su majestad. Él fue llevado arriba, a los apartamentos del rey, y haciendo una pequeña reverencia, le dijo:


Gato:- ¡¡¡¡Majestad!!!! He aquí un conejo que el marqués de carabas me ha encargado que le entregue.

El marques de carabas era el nombre que el gato se había inventado para su amo. El rey al oír al gato contestó:

Rey:- Dile a tu amo que le agradezco enormemente su ofrenda y que me agrada mucho.

En otra ocasión, se ocultó en un trigal, dejando siempre su saco abierto; y cuando en él entraron dos perdices, tiró los cordones y las cazó a ambas. Fue en seguida a ofrendarlas al Rey, tal como había hecho con el conejo de campo. El Rey recibió también con agrado las dos perdices, y ordenó que le diesen de beber.
(El gato vuelve a hacer lo que lo que dice el narrador)
El gato continuó así durante dos o tres meses llevándole de vez en cuando al Rey productos de caza de su amo. Un día supo que el Rey iría a pasear a orillas del río con su hija, la más hermosa princesa del mundo, y le dijo a su amo:

Gato:- si seguís me consejo, vuestra fortuna está hecha, únicamente báñese donde le indique y yo haré el resto.
Mientras se estaba bañando el rey paso por ahí y el gato empezó a gritar:
Gato:- socorro!! Socorro!!! El marqués se está ahogando.
El rey asomó la cabeza y fue corriendo a ayudar al marqués ya que había reconocido al gato. El gato se acercó al coche y le dijo al rey:
Gato: - ¡Señor, señor! mientras mi amo se bañaba, unos rufianes llegaron y le robaron sus vestidos, a pesar de que gritó varias veces tan alto como pudo:

Hijo pequeño: ”¡Ladrones! ¡Ladrones!”-
El rey inmediatamente ordenó a los oficiales de su ropero correr y traer uno de sus mejores vestidos para el Marqués de Carabás.
Rey:- ¡Guardias! ¡Rápido! Traedle al Marqués mis mejores ropajes.
Gato:- Gracias majestad, gracias, gracias, gracias.
El rey vio la buena porte del marques que le dijo que le acompañara en su paseo. El gato viendo que su plan funcionaba se acercó a unos campesinos que había y les dijo:

Gato:- (Dirigiéndose al público) Tenéis que ayudar a mi amo y le tenéis que decir al rey que son los campos del Marqués de Carabás, sino me ayudáis, os utilizaré de cebo en mi próxima cacería.

El rey cuando pasó por donde estaban los campesinos preguntó:

Rey:- Buenos segadores, ¿de quién es ese campo que estáis segando?

Gente (público):¡¡¡¡Del Marqués de Carabas!!!!

El gato, que iba siempre por delante de la carroza, decía a los campesinos que dijeran que eran los campos del Marqués.

El maestro gato llegó finalmente ante un hermoso castillo cuyo dueño era un ogro, el más rico que jamás se hubiera visto, pues todas las tierras por donde habían pasado eran dependientes de este castillo.
El gato, que tuvo la precaución de informarse acerca de quién era este ogro y de lo que sabía hacer, pidió hablar con él, diciendo que no había querido pasar tan cerca de su castillo sin tener el honor de hacerle la reverencia. El ogro lo recibió en la forma más cortés que puede hacerlo un ogro y lo invitó a descansar
.

Gato: -Yo he oído que eres capaz de cambiarte a la forma de cualquier criatura en la que pienses. Que tú puedes, por ejemplo, convertirte en león, elefante, u otro similar.
Ogro: -”Es cierto. Y para que te convenzas, me haré un león.”-
Gato: ¡¡¡Ahí va!!! ¡¡¡Qué miedo!!!
Seguidamente, el ogro volvió a su forma original.
Gato: me han dicho algo, pero... no no no no… qué va… será imposible.
Ogro: ¿qué te han dicho?
Gato: - Me han dicho que también te puedes transformar en los animales más pequeñitos, como una rata o un ratón. Pero eso me cuesta creerlo. Debo admitir que yo pienso que realmente eso es imposible.
Ogro: -¿Imposible? ¡Ya lo verás!

(El ogro se convierte en ratón y el gato se lanza a comérselo).

Entretanto, el Rey, que al pasar vio el hermoso castillo del ogro, quiso entrar. El gato, al oír el ruido del carruaje que atravesaba el puente levadizo, corrió adelante y le dijo al Rey
:

Gato:- Su Majestad, bienvenido al castillo del Marqués, ¿querría usted pasar?
El rey entrando al castillo dijo:
Rey: ¡Oh! Marqués que maravilla de legado tiene, venga conmigo a palacio, le presentaré a mi hija.
Su majestad estaba perfectamente encantado con las buenísimas cualidades de mi señor el Marqués de Carabás, y observando que su hija se había enamorado perdidamente de él, y después de haber visto sus grandes posesiones, y además de haber bebido ya cinco o seis vasos de vino, le dijo:

Rey: Será solamente tu culpa, mi señor Marqués de Carabás, si no llegas a ser mi yerno.

El marqués, haciendo varias pequeñas reverencia dijo:
Marqués: -Será todo un honor para mí casarme con su hija, su majestad.
Ese mismo día se casó con la princesa.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y como podéis comprobar de las apariencias no te puedes fiar
.

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